viernes, 13 de junio de 2014

Alberto Giacometti .


Escultor y pintor suizo (1901- 1966) creció Bergell cerca de la frontera italiana.

Hijo de Giovanni Giacometti (1868-1933) pintor impresionista y ahijado del pintor simbolista Cuno Amiet (1868-1961), las dos figuras clave en el desarrollo artístico de joven Alberto. Alberto trabaja durante 14 años en el taller de su padre y comparte sus ideas sobre el arte y la naturaleza del arte.

 
 
Giovanni Giacometti en su estudio, 1925.
 
 
De estos años son, su primera pintura al óleo," Naturaleza muerta con manzanas" (1915) y su primer busto esculpido," Base de Diego cabeza pequeña" en yeso de 1915.
 
 
 
" Diego" 1915


Tras terminar la enseñanza secundaria, se traslada a Ginebra para estudiar pintura, dibujo y escultura en la Escuela de Bellas Artes; en 1922 se va a París, y estudiar en la Académie Chaumière en Montparnasse con el escultor Antoine Bourdelle, discípulo de Rodin. Fue aquí donde comenzó a experimentar con el cubismo.

 
 
Composición II. Bronce. 1927


Pronto lo abandona por el surrealismo, y será hacia 1927 cuando muestra sus primeras esculturas surrealistas en el Salón de las Tullerías. "Mujer cuchara" es una de las obras expuestas.




Al poco tiempo , ya es considerado uno de los escultores surrealistas más importantes de la época.
 
Vivía en Montparnasse, y pronto comenzó a entrar en los círculos artístico parisinos y a relacionarse con artistas como Joan Miró, Max Ernst y Pablo Picasso, los escritores como Samuel Beckett, Jean-Paul Sartre, Paul Éluard y André Breton, para el que escribió y dibujó en su publicación Le surréalisme au Service de la Révolution.
 
Si observamos las imágenes " mujer cuchara " y las " dos cabezas " podemos ver en la obra escultórica de Giacometti de estos años la influencia de la escultura africana y oceánica, pero cuando Giacometti se interesa en 1926, el arte africano ha dejado de ser una novedad para los artistas modernos de la generación anterior.



 
 
En resumen podriamos decir que tras una primera etapa de formación y experimentación en Ginebra e Italia, será en París, donde Giacometti asimila las vanguardias artísticas de la década de 1920, ejecuta varias esculturas geométricas, y flirtea con el cubismo, el primitivismo y la abstracción.
 
En 1931 se une al movimiento surrealista de André Breton , movimiento que dejara en 1935, pero la influencia surrealistas juegan una importante y continua influencia en sus creaciones : visión onírica, instalación y montaje, objetos metafóricos de operación, proceso mágico de la figura.
 
En estos años realiza una curiosa serie de «jaulas», composiciones imaginativas en las que un espacio artificial, vacío y aislado, era llenado con objetos absurdos e incongruentes.


 
 
" Bola colgando" . Yeso, metal pintado y cuerda. 1931


"Al poner la bola y la medialuna en el volumen cúbico de una jaula, Giacometti puede jugar con sus dos registros espaciales. Produce así una ambivalencia: confina el objeto en el campo escénico restringido a la jaula, imprimiendo al mismo tiempo un movimiento real; lo inscribe en el espacio del mundo, separándolo de las cosas que lo circundan. La jaula le permite afirmar la particularidad de esta situación y transformar el conjunto en una especie de esfera impenetrable, fluctuante en el interior del mundo real. Parte del espacio real y al mismo tiempo se separa de él, la bola suspendida y la medialuna abren una fisura en la superficie continua de la realidad. Esta escultura captura una experiencia que hacemos, a veces, estando despiertos, experiencia de discontinuidad que se insinúa entre las diferentes partes del mundo. Esta obra tiene una poderosa capacidad de evocación erótica que se encierra en esa jaula de hierro, en la que el aliciente táctil y pendular es un elemento central, aunque inconsciente. Recluida en un armazón transparente, que acentúa la impresión de aislamiento, la puesta en marcha del objeto produce una violenta emoción que se asocia inmediatamente con la irritante sensación de un deseo incumplido, representando todas las frustraciones des dispositivo amoroso, aunque los elementos masculino y femenino son intercambiables. La descripción de Dalí era muy elocuente: “Una bola de madera horadada por un hueco femenino y suspendida por una fina cuerda de violín pende sobre una media luna cuya arista roza ligeramente la cavidad. El espectador se encuentra instintivamente empujado a hacer deslizar la bola sobre la arista; deslizamiento que, sin embargo, la largura de la cuerda no permite efectuar más que a medias”. También realiza la "mujer que camina" en el año 1932, diseñada como un modelo para la exposición surrealista de 1933.


 
 
En estos años realiza innumerables estudios de figuras femeninas inmóviles, que siguen la tradición de la imagen de culto.
Son mujeres erguidas, hieráticas y ensimismadas, en las que Giacometti estudia la verticalidad representativa del cuerpo.

También a partir de 1930, muestra interés por arte decorativo útil y crea objetos utilitarios como: lámparas, jarrones, candelabros que fueron vendidas por el diseñador vanguardista Jean-Michel Frank.
 
 
 
 
Modelo de la lámpara "cabeza" yeso 1934.

Entre 1935 y 1940, Giacometti le interesa el estudio de la cabeza humana. La cabeza humana fue tema central de la investigación de Giacometti durante toda su vida, y una de la razón de su salida del grupo surrealista en 1935. Según él, la representación de una cabeza, que parecía un asunto trivial estaba lejos de ser resuelto. La cabeza y especialmente los ojos son el asiento de la persona humana y el misterio de vida fascina. En los años treinta, los modelos para las cabeza son su hermano Diego, un artista Isabel y una modelo profesional, Rita.



 
 
" Jefe Diego". Yeso 1934



 
 
Cabeza de Isabel. Terracota 1936

La mirada del modelo era, para él, el elemento que dotaba de vitalidad a la cabeza. Nos decía “El ser humano se diferencia de los muertos únicamente por la mirada”. Así, la obra debía devolver la mirada al observador y transmitirle una sensación semejante a la que se obtiene al mirar un sujeto. Por este motivo, al trabajar en los bustos de su hermano Diego, se centra en la cabeza  especialmente.
 
En esta época realizó una visita a España, a pesar de encontrarse en plena Guerra Civil.

Posteriormente exploró nuevas formas de expresión, dedicándose al dibujo y a la pintura.
 
El constructivismo de Cezanne le inspiró para estudiar concienzudamente la naturaleza y su estilo se volvió más clasicista.
En 1938 Giacometti fue atropellado por un automóvil, lo que le obligó a pasar una larga convalecencia, postrado en la cama. El artista tuvo que interrumpir su estudio del natural, lo que le ocasionó un enorme vacío creativo.
Su estado de depresión conectó con la filosofía existencialista de Jean Paul Sartre, a quien conoció en 1939, y su expresividad se proyectó hacia una desesperada lucha por la supervivencia. Según él lo entendió, la materia plástica se reducía a un minúsculo grumo de vida que debía hacerse un hueco y regenerarse en mitad del espacio vacío. A partir de esa sensación, Giacometti pudo volver a crear, según sus propias palabras «para morder la realidad, para defenderme del frío y de la muerte, para sentirme lo más libre posible».

 Al estallar la Segunda Guerra Mundial y ante la presencia alemana en Francia se traslada a vivir a Ginebra, donde conoce a Annette Arm. Finalizada la guerra, en 1946 regresan a París, donde contrajeron matrimonio en 1949.


 
 
"Pequeño busto de Annette" 1946

El matrimonio tuvo un buen efecto en él, ya que en esta época entra en el periodo probablemente más fecundo de su carrera. Fue su mujer la que le brindó la oportunidad de estar constantemente en contacto con el cuerpo humano, soportando pacientemente sesiones que durarían horas hasta que Giacometti lograse lo que buscaba.
 
A partir de ahora ejecuta la obra que lo caracterizaran para siempre: esculturas de cuerpo entero o bustos, modelados a la manera expresionista .
Es entonces cuando a contrapelo de las vanguardias a las que supo pertenecer, se acercó al existencialismo en la acentuación de la subjetividad, al vacío y la angustia del hombre de posguerra. Una búsqueda meditada al límite, donde quita lo superfluo a la figura y llega al hueso. A veces en pequeñas piezas de no más de 5 cm, otras en grandes figuras de 3 metros, de formas simples casi planas.
Con una expresividad repujada a mano, el artista deja su huella en esas texturas que, piel y hueso, encarnan la fragilidad del hombre.
En palabras del propio autor: “Después de 1945, me juré que no dejaría que mis estatuas menguaran de tamaño sin parar. Pero sucedió lo siguiente: podía mantener la altura, pero iban adelgazando, adelgazando… se volvían flacas y larguiruchas”. Así contaba Giacometti su propia evolución hacia las figuras híper estilizadas.
 
En estos años, presenta figuras formando conjuntos interrelacionados sobre planchas de bronce, que interpretan lugares urbanos y espacios naturales .

El hombre que camina aparece en la obra de Giacometti como la contrafigura de la hierática frontalidad de la mujer. Se convierte en el símbolo de la ansiada perfección vital que Giacometti buscaba para sí mismo y para su trabajo.


 
 
" Tres hombres que caminan"


Una planchas de bronce mantienen unidas estas composiciones de figuras. La plancha, con sus espitas a modo de patas, recuerdan a la mesa de su taller.
Al contrario que otras esculturas de Giacometti, que representan figuras aisladas y exentas, ésta muestra un grupo de personajes , tres hombres, que en actitud de caminar lo llevan de  forma natural hacia esa búsqueda del espacio público a través de un grupo de esculturas entre las que se incluye, al propio espectador. Pero estos hombres no interactúan entre ellos sino que caminan en direcciones opuestas, lo que confiere a esta obra un pesimismo terrible.
 
La idea del caminante, no es nueva, aparece ya en las obras anteriores a la guerra y va creciendo con el tiempo.


 
 
Uno de los ejemplos más evidentes de sus juegos espaciales y de sus intentos por que sus obras pudieran entablar una relación casi corporal con el público lo encontramos en "El hombre que camina", que diseñó ya en los sesenta para la Chase Manhattan Plaza y que se contrapone por completo al estatismo frontal de sus mujeres-árbol, como la "Mujer grande de pie".


 
 
"Mujer grande de pie."

 
Estas mismas esculturas las representa dentro de esas jaulas marcos que vimos, en las que se pone de relieve el modo en que Giacometti se dedicó a investigar el espacio de representación desde 1945 hasta su muerte.



 
 
En esta obra observamos otra  de las características que se refleja en varias composiciones del escultor, cuerpos femeninos erguidos como árboles, apenas hechos de palitos, con los brazos abiertos, y que se agarra de esos hierros, que como el umbral la separan del exterior, espacio que comparten con el hombre, representado de medio cuerpo, apenas un busto que brota de la tierra, sin piernas, inmóvil como una piedra, o un árbol talado.



 
 
La misma emoción en cautiverio se despliega también en algunas de sus pinturas, como es este ejemplo : un retrato de trazos nerviosos y superpuestos, donde el magistral dibujo plasma una imagen, de conmovedora quietud, mientras pinceladas sueltas crean el fondo inacabado de colores tierra, en una ilusión de movimiento, atravesado por verticales y horizontales que como guías, dan identidad a su trabajo y lo liga con las líneas escultóricas de las jaulas.

 
¿Qué observamos en la evolución de sus figuras?
 
Al principio, sus figuras son pequeñas, casi diminutas. Según el propio artista, podían transportarse en una simple caja de cerillas. Después, el tamaño de las figuras fue agrandándose mediante una técnica consistente en la adición de materia a una especie de punto germinal. Finalmente, el artista concedió movimiento a las figuras y las representó gesticulando, señalando con el dedo, cayendo al vacío o caminando a grandes zancadas con el fin de atravesar el obstáculo existencial de la nada. En todos los casos se trata de una forma de dignificar la condición humana, expresando mediante la acción las ansias de vivir, el deseo de escapar del vacío y la angustia de cuestionar se sobre la propia existencia.
 
Giacometti no solo es un gran escultor ,dibujante y pintor , también trabaja el grabado durante toda su vida, los primeros aguafuertes los hizo junto un su padre era cuando trabajaba en su taller. Domina la técnica del grabado en madera, el aguafuerte, el aguatinta y la litografía.

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